domingo, 30 de agosto de 2009

VISITANDO JAÉN




VISITANDO JAÉN

Hace falta tener ganas para visitar Jaén.
No me entiendan mal, pues a mi personalmente Jaén me encanta, pero tal y como se encuentra a día de hoy, con todo levantado por las dichosas obras, el calor asfixiante, el tráfico insoportable, las malas señalizaciones, y para colmo finales de agosto y final de vacaciones, pues digo que debe tener uno muchas ganas de conocer la capital del Santo Reino para enfrascarse en esa aventura.


Jaén es una capital recoleta. Su principal monumento -no lo vamos a dudar- es su magnífica catedral. Además posee un coqueto castillo, cuyas vistas dominan toda la ciudad y campiña de alrededores, un par de conventos, un barrio antiguo muy desmejorado, varias iglesias, y los no menos conocidos “Baños Árabes”, que es como decir, los baños romanos, pero en musulmán, que ahora queda mucho más guay.


La zona monumental de la ciudad está muy demacrada. Sus edificios, antaño emblemáticos y nobiliarios, han dado paso a edificios “muy funcionales” y “progres”, que es como la “izquierda” entiende esto de la conservación del patrimonio y demás, y la “derecha”, que es lerda hasta para eso de saber conservar lo suyo, pues nada, que con tal de no molestar a la izquierda, a quejarse por lo bajito.


En definitiva, y a lo nuestro, que dentro de muy poco tiempo veremos acometerse en el barrio de la catedral la colocación de “pinetes”, que limiten el estacionamiento de los vehículos, cuya misión es que se impida que estos automóviles desmejoren la visión de la catedral y su entorno. Si hace falta, se cortará el tráfico por los alrededores del monumento.
-Eso estaría bien, -me dijo un compadre el otro día-, pero como estos no saben hacer las cosas y que estas funcionen, me temo que el resultado será otro muy distinto.


Yo no es por pensar mal o por no dar un voto de confianza a nadie, sino que me huelo que los transportistas, servicio de transportes públicos, y residentes, van a colapsar más de lo que ya está el entorno de la catedral. ¿Total para qué?, pues para que la Sra. Alcaldesa ahora (el preboste de turno mañana), pueda llegar sin atascos a su “lugar de trabajo” (obsérvese el eufemismo), y así apurar unos minutitos más en la placentera cama, que es una bendición a eso de las siete y media de la mañana, hora de los contribuyentes “pelaos y mondaos” como un servidor.


Vamos, que entre las obras del tranvía, que ya me joroban bastante por lo gastoso e inútil del despilfarro, las mil y una obras capitalinas, que son como el relato de las “Mil y una noches”, pero en versión hormigonera, y ahora las “mejoras” para el casco antiguo y los alrededores de la catedral, pues que uno va a preferir vivir en un almacén de materiales de construcción que en Jaén.


Luego vendrán las campañas de publicidad de “Visita Jaén, paraíso interior”, y la de chistes que oiremos y soportaremos por culpa de políticos que no tienen otra cosa que hacer que fomentar las ganancias de sus amigos los constructores, carreteros u hormigoneros.


Venir a Jaén y tal y como está la cosa ahora, es como para darle dinero al señor turista, en vez de que el pobre se deje los euros en tiendas y tascas varias. Para otro día dejo la visita guiada por el casco histórico. Lo digo, por que al ritmo que van las obras, a lo mejor donde ayer había un palacio, mañana hay una delegación del ayuntamiento o de los Servicios Sociales, que también puede ser.

martes, 18 de agosto de 2009

SANTA ELENA Y EL "MUSEO DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA"



EL “MUSEO DE LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA


En un reciente viaje a la que antes era llamada Villa y Corte, hoy..., -no lo quiero reproducir para no herir la sensibilidad de los lectores- tuve que atravesar, como no podía ser de otra forma, el desfiladero de Despeñaperros, en plena Sierra Morena.


Ese angosto paso que comunica la generosa y verde Jaén, con la meseta Manchega, tan aplanada, llena de vides y trigo maduro, se ha convertido en la actualidad en un infierno de máquinas excavadoras y bloques de hormigón que amenazan con caerse sobre la cabeza del más pintado. Ahora hay que pasar por ese paso estrecho paso con extrema precaución, no vaya uno a chocar con una valla o con una señal de “¡Disculpen las molestias, trabajamos para usted!”, que algún “lumbreras” de Fomento se inventó en su día para hacernos creer a los contribuyentes, que todo ese tinglado es cosa nuestra.


Pues en esas me hallaba cuando a la altura de la localidad de Santa Elena, un letrero me comunica que se ha establecido el “Museo de la Batalla de las Navas de Tolosa”. Uno que no puede por menos que sentirse heredero de la gesta que nuestros ancestros hicieran para recuperar las tierras que los “moros” nos habían usurpado en el 711, pues dio un giro al volante y se encaminó al “museo” para solaz y descanso de tanta obra.


La primera sorpresa se la lleva el viajero cuando accede por la carretera al que parece ser el centro de interpretación en cuestión. Un edificio de nueva factura, con aires de terminal de aeropuerto de pequeñas proporciones y un impacto poco apetecible. Rompo las primeras reticencias, y me prometo ser indulgente y nada prejuicioso, pues sabiendo que dicho “museo” se ha construido en la era socialista, la más antiespañola que ha existido nunca, me huelo lo peor, pero no quiero adelantar conjeturas y me refreno en mis malos augurios.


Ala acceder se nota que todavía le faltan algunos elementos a las estancias, tales como libros o catálogos, pero los guías son amables hasta más no poder, -pues es su nuevo empleo de funcionario en esta España de paro y desempleo y eso se agradece- me indican las salas a seguir y el itinerario preparado “por los técnicos” para disfrute de los turistas.


Después de leer la información que aparece en algunas banderolas, observo que todo está desangelado y muy falto de interés. Algunas reproducciones de las armas de los caballeros y moros que combatieron y un video en el que una voz en off, explica al visitante como Alfonso VIII “fue un rencoroso” que como había perdido antes unas batallas y tierras ante los “pacíficos musulmanes” pues la emprendió contra ellos en ese paraje. ¡Casi ná, diría el castizo!, La primera en la frente. En otra sala otro video donde explican..., “lo bueno de las tres culturas y el mestizaje”, lo mucho que le debemos a nuestros “hermanos los musulmanes” gracias a su permanencia en España, y lo mucho que perdimos cuando los expulsamos por esa casta de reyes “fatales” que tuvimos. (Debo informar que ese segundo video no lo contemplé hasta su terminación. Me pareció de mal gusto perder mi tiempo con semejante paparruchada política). Una torre mirador donde con unos prismáticos podemos contemplar “la mesa del Rey” y san se acabó el “adoctrinatorio socialista para la interpretación histórico-marxista de la Batalla de las Navas” el cual es visaitado en apenas 20 minutos, (derroche de mi tiempo, he de decir). A apenas dos años y medio de tan importante efemérides como significó “para el Mundo entero conocido” esa gesta de las Navas de Tolosa, viene ahora estos “lamebolis” y te plantan un adefesio como ese.


Espero no obstante que algunos jaeneros de verdad, para esas fechas, sean capaces de dignificar ese evento con sentidas muestras y hechos, no con ese bodrio de..., como quiera que se le pueda llamar a eso que hay en Santa Elena.

viernes, 7 de agosto de 2009

UNA DE OBREROS. DE ANTAÑO Y DE HOGAÑO


DIARIO "EL PUEBLO CATÓLICO" DE JAÉN. NOTICIA DEL MIÉRCOLES CINCO DE FEBRERO DE 1919.

En el ya extinto y desaparecido “El Pueblo Católico”, de la capital jaenera, podíamos leer en una de sus columnas la siguiente noticia:

LOS ODIOS SOCIALISTAS. Los obreros se acogen al centro católico.

En la casa del Pueblo se rechaza a los obreros necesitados.

En el Centro Católico Obrero de la calle de San Bernardo, número 1, de Madrid, se presentó días atrás, un grupo de unos 200 obreros, algunos pertenecientes a la Casa del Pueblo, en solicitud de que les fuesen firmados los volantes para que la Dirección de Obras Públicas les facilitase trabajo; pues siendo indispensable este requisito la Casa del Pueblo se negaba a firmar los volantes porque dichos obreros, unos se habían atrasado en el pago de sus cuotas, y otros no pertenecían a dicha entidad.


Los obreros católicos recibieron a sus compañeros fraternalmente tras de firmar todos los volantes que necesitaban, les ofrecieron su ayuda desinteresadamente.


Esta hermosa actitud de los obreros católicos emocionó hondamente a los solicitantes, algunos de los cuales lloraban al mostrar su agradecimiento por la generosidad con que se les había atendido.


El secretario del centro expuso a los visitantes la necesidad de la unión de todos los obreros y les hizo ver la diferencia entre los sindicalistas católicos, que consideran como hermanos a cuantos trabajan, y la conducta de los socialistas, que no siguen la doctrina de la Iglesia.


Desfilaron por el Centro Católico más de un centenar de obreros a que firmaran sus volantes.


El hecho es tan elocuente que no necesita comentarios.


En la Casa del Pueblo, los obreros que no disponen de numerario, para pagar las cuotas se les niega el derecho al trabajo y aún a la vida. Lo capital no es que le obrero tenga trabajo, y con él pan para sus hijos, lo esencial es que pague las cuotas de la Casa del Pueblo. Los redentores de esta institución opinan que lo más sagrado es la gabela de donde sacar fondos, para sostener huelgas inoportunas, perjudiciales, ilícitas o para hacer movimientos descabellados como el de agosto de 1917, o para que haya quien pueda vivir y medrar, no con un oficio o profesión, sino con ser primate socialista. No estar bajo el obrero y el hambre de las familias obreras. Para los explotadores de la Casa del Pueblo, son cosas secundarias...


Entiéndalo bien el proletariado español, y no olvide la ideología, la sentimentalidad y la conducta diametralmente opuesta en las Asociaciones obreras católicas, si el hecho que comentamos no es harto elocuente. Para los obreros católicos, todo operario sin trabajo y sin pan, proceda de donde proceda, es un hermano la que primero que todo hay que colocar y proporcionar remedio para el hambre de los suyos. "

En el siglo XXI, en Jaén y en el resto de España, aún sigue pasando lo mismo. Con el régimen socialista, antes que nada es imprescindible un carné político más grande que la tienda de Fornieles, y luego, a presentarse a unas oposiciones, a saludar a los amigos del partido de turno y a besar manos, espaldas y lo que sigue más abajo, por delante y por detrás.

Mientras tanto, los sindicatos, muy defensores ellos de los trabajadores, -seguro que sí-, pues a lo suyo, que es mirar para otro lado y poner el cazo por el mismo lado de siempre, no vayamos a innovar ahora nuevas posturas y se pierda un euro con ello, que estamos en crisis y todo céntimo es bien venido a los bolsillos de nuestros defensores sindicalistas. Y es que está visto que el paro y el desempleo no es cosa de ellos, pues según sus estadísticas, afiliados a sus respectivas “sectas” no ha habido bajas de notoriedad, y de todos los desempleados del momento, y ya vamos seguro que por cinco millones, ninguno estaba afiliado a sus siglas, casualidades de la vida, así que venga, a por el tranvía y a por los benéficos que ello les reportará a algunos. Y mientras tanto al resto de jaeneros, que nos vallan dando por donde más nos duela.