domingo, 28 de junio de 2009

ROJOS TRAIDORES CONTRA SOLDADOS DE CRISTO


TEMPLE DE SOLDADOS DE CRISTO

Diciembre de 1957: El Alférez de Complemento de Infantería, D. Francisco Rojas Navarrete (en la imagen adyacente) pertenecía a la Milicia Universitaria y estaba al mando de la 3.ª Sección de la 3ª. Compañía del Batallón Expedicionario del Regimiento de Infantería Soría núm. 9. Se le encomendó la defensa de una sección de Zapadores que, al mando del teniente Ripollés, estaban habilitando la pista de Sidi Ifni a Tiugsá. El día 7 de diciembre de 1957 en el cumplimiento de sus órdenes, es sorprendido en una emboscada por el enemigo marroquí. Así nos lo cuenta D. Rafael Casas de la Vega, en su documentadísimo libro "La última guerra de África":

"De pronto, el enemigo, inició un violento ataque sobre la sección y el destacamento. Los camiones, alcanzados por el fuego de ametralladoras y fusiles, quedaron inutilizados, produciendo bajas en sus ocupantes. Los fusileros reaccionaron inmediatamente, iniciando el tiro bajo la dirección del alférez. Cuando el fuego se hubo generalizado, cayó sobre las inmediaciones de la sección una granada de mortero. Rojas Navarrete se puso en pie con la pistola en la mano, animando a los suyos a permanecer en sus puestos de combate. Una segunda granada le alcanzó con su metralla en el vientre. Cayó alentando a sus fusileros a seguir disparando. La sección fue rodeada por el enemigo, que intentó el asalto cuando sintió que la intensidad del fuego de los fusileros disminuía. La defensa enérgica de los que quedaban y la ayuda prestad por la Bandera Legionaria, impidieron la destrucción total de la sección o su apresamiento. De treinta y dos hombres que formaban la pequeñísima unidad, sólo cuatro quedaron ilesos; hubo que lamentar once muertos y diecisiete heridos".

El heróico Alférez D. Francisco Rojas Navarrete nació en Ubeda (Jaén), el 13 de Octubre de 1931 y ofrendó su vida a la Patria el 7 de diciembre de 1957 en Sidi Ifni. Su memoria no puede ser olvidada. Valga en este blog "Santo Reino Tradicionalista" que hacemos sus conterráneos, este homenaje con el cual queremos honrar a su sangre derramada generosamente por España.

En esta misma guerra, el teniente Ortiz de Zárate, otro héroe español, escribió: "...que mi alma, Señor, esté siempre tensa, pronta al sacrificio y al dolor. Que no rehuya, ni en la imaginación siquiera, el primer puesto en el combate, la guardia más dura en la trinchera, la misión más difícil en el avance...". Es la oración de un soldado. Y este era el temple de nuestros heróicos soldados españoles, como Ortiz de Zárate o Rojas Navarrete. Todos esos valientes merecen nuestro respeto y nuestra honra. Pero, ¿cuál era el talante de los malos españoles? ¿de los españoles que se nombran por haber nacido en este suelo sagrado que venden y detestan por mentiras extranjeras?
















LOS ROJOS "ESPAÑOLES": TRAIDORES A ESPAÑA

Es fácil suponer el talante de los rojos -que luego, a la muerte de Franco- vendrían a posesionarse de España, hasta llevárnosla prácticamente a la extinción -como está de manifiesto a la luz del día en el año 2009. Siempre han obrado como lo que son: descendientes de la raza de Judas Iscariote, traicioneros y cobardes, pactando con el enemigo perenne de España: el Moro, o el mismo Diablo.

La emisora creada por el Partido Comunista de España en el exilio -Radio Española Independiente (más conocida como Radio Pirenaica: en la imagen vemos a su "redacción", pandilla detestable de agitadores políticos a sueldo de Moscú)- fue cómplice de Marruecos contra España en la Guerra de Sidi Ifni. Nos lo cuenta el mismo D. Rafael Casas de la Vega, en su libro más arriba referido, "La última guerra de África":

"Por entonces, se produce una nueva campaña de radio, organizada en Rabat y con amplio eco en los medios de comunicación de los países comunistas, en la que se pone de manifiesto la decidida voluntad marroquí de continuar la lucha hasta la anexión de los territorios españoles.
Como muestra de ello, Radio España Independiente, emisora que transmitía fuera de nuestro terrotorio, enemiga declarada del régimen del general Franco, recogía unas declaraciones del rey Mohammed V de Marruecos, en las que decía a su país que los terrotorios de Ifni formaban parte de la integridad territorial de Marruecos y que habían de ser recuperados.
Por su parte, Radio Budapest, el mismo día 23 de enero, difundía unas palabras del secretario del Partido Comunista marroquí, Alí Yata, en las que se manifestaba que para completar la independencia de Marruecos era necesario liberar de tropas extranjeras los territorios de Melilla, Ceuta, Ifni y Río de Oro
."

Que nadie se engañe, pues. Es una falacia ese tópico de las Dos Españas. No hay Dos Españas: hay una España -de soldados cristianos y leales- y una Anti-España -la que encarnan todos los degenerados que la traicionan, pese a haber nacido en este suelo.

¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España!

sábado, 27 de junio de 2009

GENERAL GÓMEZ: MARQUÉS DE ORBAICETA

Es un feliz hallazgo este que hemos hecho, al encontrar este blog que nos parece interesante y que se titula Kairós. Se trata del Blog de Carlos Colomo Gómez. No tenemos el gusto de conocer a su autor personalmente, aunque todo indica que ha de ser paisano nuestro del Santo Reino de Jaén; y con mucha probabilidad todo hace pensar que de Torredonjimeno. Esta entrada suya bien merece la pena por lo que nos desvela sobre uno de los personajes más conspicuos del tradicionalismo jaenés. Damos las gracias a su autor por tan interesantes aportaciones a la figura de nuestro reverenciado General Gómez.




















Escudo heráldico del Marquesado de Orbaiceta, concedido al ilustre caudillo carlista D. Miguel Gómez Damas, hijo de Torredonjimeno, hijo del Santo Reino de Jaén.

MIGUEL SANCHO GÓMEZ DAMAS

Miguel Sancho Gómez Damas (Torredonjimeno, Jaén; 5 de junio de 1785 - Burdeos, Francia; 1864) fue un militar español. Posiblemente uno de los militares con más pericia de su época.

Tal pericia militar le hizo merecedor del marquesado de Orbaiceta en recuerdo de la conquista de la Real Fábrica de Armas por las tropas carlistas en 1834 y donde se distinguió valerosamente.En el libro "Títulos del reino concedidos por los monarcas carlistas" escrito por el Rey de Armas D. Vicente de Cadenas y Vicent se describe el escudo nobiliario.

Marqués de Orbaiceta

Don Carlos V, en 1834, a don Miguel Gómez, Coronel y Jefe de Estado Mayor del Ejército Real de Navarra.

Armas: En Plata, cinco escudetes de azur, cargados de una flor de lis, de plata,cada uno.

Alfonso Bullón de Mendoza en su libro " La Expedición del General Gómez" duda de la existencia de tal título ya que Gómez nunca hizo uso de él atribuyendo el marquesado a un error de Vicente de Cadenas al creer "que don Carlos pensase otorgar el título a Gómez y luego no lo hiciese debido a las circunstancias bélicas" extrañándose que Gómez no lo utilizase al menos entre 1834 y 1836.

Mi opinión disiente al creer que el título no fue expedido en 1834 sino en los últimos meses de 1836, sin señalar día ni mes, como recoge Vicente de Cadenas en el Indice Cronológico con el que cierra el libro haciéndome suponer que Gómez no tuvo conocimiento cierto del nombramiento nobiliario ya que se encontraba en su famosa campaña muy alejado de la Corte carlista. El inexplicable proceso que se le siguió a Gómez inmediatamente a la llegada de su Expedición le aparejó el alejamiento de todos sus cargos y honores en el ejército carlista unido a las consecuencias del Abrazo de Vergara y al largo exilio francés hicieron que Gómez no hiciese uso el título en vida pero tampoco su título fue anulado porque nunca hubo sentencia en su proceso.

La promulgación en 1947 de la Ley de Sucesión de la Jefatura del Estado, hizo que España se convirtiera de nuevo en Reino y el Jefe del Estado el general Francisco Franco se atribuyera el derecho a reconocer y conceder títulos nobiliarios.

La Ley de 4 de mayo y el Decreto de 4 de junio del mismo año permitieron el restablecimiento de la legislación nobiliaria que había sido derogada por la Segunda República. La aportación más interesante es el reconocimiento de los títulos concedidos por los reyes carlistas.

En los años cincuenta del siglo XX el Ministerio de Justicia se dirigió a los herederos de D. Fernando Gómez Arrabal, sus hijos D. Jaime, Dª Asunción, Dª Beatriz, D. Fernando y Dª Eva Gómez Moya,todos ellos nacidos y residentes en Torredonjimeno, como sucesores por derecho genealógico al referido título nobiliario cuyo expediente se encontraba en el Ministerio de Justicia para que quien de ellos se considerase con mayor derecho pudiese rehabilitar el marquesado. Ninguno de ellos lo hizo.

Hace unos años yo mismo hice gestiones en el Ministerio para probar la existencia del título y tras exponer mi petición a la funcionaria que me atendió estuve esperando dos horas hasta que terminó de revisar el expediente. Al cabo me comunicó que el expediente del título se hallaba en el Archivo de Títulos Nobiliarios y que debía ser rehabilitado por quien le correspondiese para poder ser ostentado lo que prueba que dicho título fue creado y concedido al general Gómez aunque él no pudo utilizarlo sus descendientes pueden hacerlo.





















Publicado originalmente en el blog: http://ccolomo.blogspot.com/

viernes, 26 de junio de 2009

VESTIGIOS DEL REINO DE NAVARRA EN EL REINO DE JAÉN




VESTIGIOS DEL REINO DE NAVARRA EN EL REINO DE JAÉN

Escudo de armas en el puente medieval. Foto del Foro Historia de Jaén.

Una imagen ha valido siempre más que mil palabras.


LAS ARMAS DE NAVARRA EN EL PUENTE MEDIEVAL DE FUENSANTA DE MARTOS


Recientemente, algunos estudiosos de la historia de Jaén se han cuestionado el significado de un escudo de armas, harto curioso, que se ubica en un puente medieval sobre el Arroyo Salado. El puente forma parte de un camino medieval que comunicaba Martos con Fuensanta (de Martos), una torre del siglo XIII se conserva todavía en pie, unos kilómetros más adelante del puente.La similitud de dicho escudo con el escudo de Navarra es asombrosa. Salta a la vista que son el mismo escudo de armas.


Ahora bien, la cuestión es: ¿qué puede hacer un escudo de Navarra en un puente de la antigua comarca calatraveña del Reino de Jaén?


Lejos de la leyenda, el actual escudo de Navarra –consistente en unas cadenas de oro sobre campo de gules, con una esmeralda en el centro- no parece tener su origen en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212). El relato legendario apuntaba que este blasón de las cadenas lo obtuvo Sancho el Fuerte, cuando en la batalla contra Miramamolín, rompió con su espada las cadenas a las que estaba amarrada con argollas al cuello una guardia forzosa de negros que defendían la tienda del reyezuelo moro.


De la esmeralda que se sitúa en el ápice del escudo se acostumbra a interpretar como la esmeralda que el reyezuelo moro perdió, cayéndosele del turbante. Así nos lo cuenta Argote de Molina en “Nobleza de Andalucía”:


“Por haber rompido en esta Batalla el Rey de Navarra el palenque de las Cadenas, tomó por armas las Cadenas de oro atravesadas en campo de sangre, y en el medio una esmeralda, que hubo en el despojo. Vése un pedazo de esta cadena en Santa María de Roncesvalles en el circuito de la sepultura de este Rey D. Sancho.”


Es conveniente que señalemos también que, por legendaria que se quiera, esta leyenda de la presunta pérdida de la esmeralda del turbante de Miramamolín es similar a la que se cuenta del origen del Graal. Según el minnensenger Wolfram de Eschenbach, autor del “Parzival”, el Graal fue tallado por los ángeles de una esmeralda caída de la frente de Luzbel, en el momento de ser precipitado al abismo infernal.


También es digno de señalar que muchos caballeros que se encontraron en la Batalla de las Navas de Tolosa adoptaron las cadenas como blasón de sus respectivos escudos de armas. No obstante, que sepamos ninguno de estos caballeros ostentó la red de cadenas al completo, tal y como se disponen en el actual escudo de Navarra.


Más allá de la leyenda de las Navas de Tolosa, los investigadores parecen convenir en que el escudo de las cadenas de Navarra encuentra su origen en un sello de Teobaldo. En este sello aparecía el rey Teobaldo montado a caballo y portando un escudo blocado. Y de este sello real se interpretó que el escudo de armas del reino de Navarra era un escudo blocado –esto es con una bloca o refuerzo metálico que más tarde se interpretaría como entramado de cadenas dispuestas en cruz aspada y cruz latina, con eslabones.


Independientemente de esta cuestión heráldica, el asunto que nos ocupa es la presencia de las armas del reino de Navarra en un puente muy posiblemente construido en el siglo XIII-XIV.


No parece haberse concluido de forma definitiva sobre la razón histórica que explica que en dicho puente de la actual provincia de Jaén se pusieran las armas de Navarra.


El Grupo SIPPE opina que, habida cuenta del origen remoto que tiene la Orden Religioso Militar de Calatrava, esto es el monasterio de Fitero, del que partió su fundador San Raimundo de Fitero para defender el Castillo de Calatrava la Vieja, tal vez el escudo que aparece en el puente medieval de Martos-Fuensanta pueda deberse a ello, pues tanto Martos como encomienda calatrava, como Fuensanta que en aquel tiempo era una aldea de Martos, pertenecían a dicha orden religioso y militar.


Pero, sea lo que sea, se trata de otro monumento heráldico que resalta las conexiones entre las razas del norte peninsular –ancestros legítimos de los andaluces actuales- y el sur que iba siendo reconquistado a los invasores afro-mahometanos por la pujanza autóctona. También se afirma la oriundez navarro-aragonesa de los pobladores medievales de estos pagos. Por estudios genealógicos que el Grupo SIPPE está acopiando el material obtenido hasta ahora arroja una asombrosa multitud de linajes que tienen su solar en Aragón y en Navarra.Cualquier interpretación, convenientemente argumentada y autorizada, que pueda razonar la ubicación de este elemento heráldico –señal del Reino de Navarra- en tierras andaluzas será bien recibido por el Grupo SIPPE.Como rezaba el lema del antiguo escudo del noble reino de Navarra:"Benedictus Dominus Deus meus".

jueves, 25 de junio de 2009

La Esperanza Carlista (1844-1874) libro imprescindible


TÍTULO: La Esperanza carlista (1844-1874)
AUTOR: Esperanza Carpizo Bergareche
EDITORIAL: Editorial Actas s.l.
Colección Luis Hernando de Larramendi
AÑO DE EDICIÓN: 2008
PÁGINAS: 1037

La investigadora Esperanza Carpizo Bergareche realiza en este trabajo una inmensa labor de documentación y de recopilación de fuentes y de textos. En concreto centra su estudio en analizar pormenorizadamente el diario tradicionalista “La Esperanza” cabecera de crucial importancia y que a lo largo de treinta años (1844-1874) estuvo presente en muchos hogares de la geografía peninsular.


La importancia de la publicación está fuera de toda duda y tal y como se puede leer en el resumen de su contraportada: “En los pueblos se lee el periódico en familia, y en las discusiones orales, La Esperanza decide de plano la controversia: “Lo dice la Esperanza””


A lo largo de las páginas del libro se va desgranado cada uno de los aspectos del mismo,tales como su composición, las secciones habituales que lo componían, estudio y análisis de sus colaboradores, de los fundadores, los redactores o colaboradores, pero siempre, siempre con citas interesantísimas haciendo referencia a los ejemplares conservados de este diario, los cuales constituyen en sí mismos una perfecta hemeroteca del carlismo.


El libro analiza según la autora, los aspectos fundamentales del ideario carlista, siempre desde la óptica del diario, sin olvidar el análisis de la realidad del momento. Así, por ejemplo, en el ejemplar de 07/03/45, para ensalzar la Patria el diario indica a sus lectores que: “La Esperanza recomienda los emigrados que es mejor morir de una puñalada bajo el cielo de la patria que sentirse desfallecer bajo los harapos de la miseria y en angustias del hambre en un país extranjero” (op. Cit. pág. 199) en clara alusión a los exiliados de la primera guerra carlista, que empobrecidos ultrajados y olvidados en Francia y otros países, malvivían cuando no morían de hambre.


El estudio se ocupa de reflejar la vida de los tradicionalista según cada uno de los años por lo que atraviesa. Así, en la recensión que hace de los carlistas militares, en el ejemplar de 19/07/72, encontramos muchas entradas en las páginas del diario, pero quizás una de las citas más curiosas sea la recogida por el corresponsal del periódico francés “L´Univers”, el cual comenta: “Los soldados del Rey Carlos VII son, como sus jefes, dignos de la gran causa que defienden. Pertenecen a todas las clases sociales, principalmente a la de agricultores. Son hombres robustos cuya fisonomía denota inteligencia y decisión. Los hay de todas las edades, desde los 14 a los 70 años, y uno de los de 14 años, el joven Narciso Fábrega, fue conducido al campo por su misma madre, quien le entregó la cartuchera de su padre recomendándole que se sirviese de ella como él se había servido” (Op. Cit. pág: 346)


Pero no sólo son los aspectos militares los interesantes. La Esperanza fue un diario que tuvo gran seguimiento por parte de los diarios liberales, ya que en sus paginas llegaron a escribir plumas de la talla de Navarro Villoslada, Antolín Monescillo (Cardenal de la Santa Iglesia Romana), Miguel de Neira y López, secretario que fue del General Reding durante la batalla de Bailén y escritor, el filósofo y jurista D. Manuel Ortí y Lara, etc.


Cuenta así mismo con un importante aporte documental que incluye: listado de publicaciones o cabeceras de periódicos durante el siglo XIX en España, listados de colaboradores, corresponsalías, listados de nombres que colaboraron con su peculio para sufragar los gastos que se derivarían para perpetuar la memoria de D. Pedro de la Hoz, etc.


Es sin lugar a dudas uno de los mejores trabajos recientes que se han hecho en España sobre el Carlismo, estudiando uno de sus principales órganos de difusión.


Por todo ello, es de muy recomendable compra y lectura, si no como libro de cabecera -debido a su extensión-., es de imprescindible consulta para aquellos que quieran investigar o estudiar el fenómeno del tradicionalismo y su impacto en los años que van desde 1844 a 1874.


Aquilífero, julio de 2008

miércoles, 24 de junio de 2009

La catedral de Jaén




El monumento más significativo de la capital del Santo Reino es sin lugar a dudas, su magnífica catedral.
Sólo por ver esta maravilla de la arquitectura renacentista merece la pena penetrar en las calles de la capital, sumergirse en el caos circulatorio de la misma y acceder como se pueda hasta llegar a la plaza de Santa María, donde, sin prisas, podremos apreciar cada uno de los detalles que esta joya de la arquitectura depara a los visitantes que saben mirar con los ojos del ayer.


La obra, en la que trabajó Andrés de Vandelvira, no desmerece en absoluto de otras catedrales que se encuentran en España, y al verla de cerca podremos apreciar que se trata de una inmensa mole de piedra labrada con bellísimas líneas y formas proporcionadas, llamado la atención su imponente fachada y sus dos torres campanario de simétrica factura, que aportan al edificio una aire de equilibrio y al mismo tiempo una imagen de verticalidad.


En el interior. Recogimiento y respeto. Podemos sobrecogernos al admirar las bóvedas de sus naves o la magistral sillería del coro o visitar pausadamente cada una de las capillas laterales para luego detenernos y rezar ante la talla de Nuestro Padre Jesús “El Abuelo”, que tanta devoción tiene en la capital jaenera y alrededores.


Es la catedral la iglesia principal que ha dirigido y visto la vida de generaciones de católicos, y que ha estado presente ante las vicisitudes más trágicas o afortunadas del devenir de la historia capitalina. Contemplar sus muros y rejas es saber, que esas mismas piedras fueron vistas y tocadas por cientos de hombres y mujeres antes que nosotros. Sólo por eso, se merece más que un respeto. Para los católicos, el saber que en ella se encuentra el Santísimo o la reliquia del “Santo Rostro” debería ser más que motivo suficiente para protegerla de los ataques de los nuevos “inquisidores laicos” que quieren convertir todo lo sagrado en “museo” o “ruta turística”, desacralizando todo lo que para nosotros es sagrado y merecedor de veneración.

martes, 23 de junio de 2009

RUFINO PEINADO PEINADO


REQUETÉ DEL SANTO REINO DE JAÉN


Primavera del año 1872. En un apacible pueblecito del Santo Reino de Jaén, Castillo de Locubín por nombre, Paco “el Sastre” lleva a la Casa del Vicario –domicilio de la familia Peinado- unas boinas blancas con borla azul, confeccionadas en el secreto de su obrador. Todo estaba dispuesto para el 21 de abril, el Rey sin corona D. Carlos había escrito desde Suiza una orden: “Ordeno y mando que el día 21 del corriente se haga el alzamiento en toda España, al grito de ¡Abajo el extranjero! ¡Viva España!”. Sesenta hombres habían quedado emplazados, bajo el mando de “El Niño del Vicario”, para echarse al monte, pero “Como siempre, los prudentes y los cautos, los que no regateaban palabras que nada cuestan, fueron más que los sinceros”. Al final, eran treinta o menos, apenas pasaban de veinte.


En las eras del Calvario se estrecharon las manos, era madrugada cerrada de una primavera que iba para verano. Cada cual traía su escopeta de caza, y algunas eran reliquias de la Guerra de la Independencia: “Esta seguro que despanzurró a más de un gabacho… Y a pena que nos crucemos con los guiris ya verás como todavía hace pupa…” –comentaba su dueño. Algunos dejaban ver el detente, otros lo llevaban entre el pecho y la camisa. Un hombre que había venido de Torredonjimeno, antiguo veterano de la guerra de los Siete Años, de los que hizo la guerra con Gómez y los vascones, ya estaba allí, dispuesto a entrenarlos sobre la marcha.


Él estaba allí, era un jovenzuelo; se llamaba Rufino, y con él andaba su hermano Salustiano. Y estaban allí ambos por haberlo dicho “padre”, los dos varones de la prole habían secundado la orden de aquel partidario carlista que creía en el Rey como en el Papa: “¡Habemus regem!” –había dicho cuando recibió la orden de alzarse en armas.


Y, una vez que llegó “El Niño del Vicario”, la partida de “facciosos” como eran llamados echó a andar. Camino de Los Vadillos, cruzaron el río, y por el Navaltrillo y Las Cabreras llegaron a la Umbría del Rayo, rumbo al Cortijo del Hoyo. Los lugareños que los veían se asombraban por tanto por aquella cuadrilla armada, pero todos eran hombres temerosos de Dios y por eso mismo, cuando acamparon en el Cortijo del Hoyo no se dieron al saqueo, sino que el cabecilla compró unos chotos al cortijero y se pusieron a preparar su rancho. Unos fumaban, otros sesteaban bajo un chaparro… Pero el teniente coronel de Jaén, que habíase convenido en llegar al Cortijo del Hoyo no venía. Y allí, a unas leguas de Valdepeñas, aquella banda de idealistas esperaban que te esperaban.


Esos fueron los comienzos de la vida aventurera y asendereada de D. Rufino Peinado y Peinado, un Quijote olvidado, pariente de una mi bisabuela y cuyos descendientes tengo el honor de conocer y tratar. Aquella primera salida fue, como la del Caballero de la Triste Figura, abortada por la defección de aquel teniente coronel que a última hora se rajó, y aquellos trabucaires requetés quedaron compuestos y sin batalla regresándose a la paz de sus hogares. En cambio, para el joven Rufino, hijo de “El Niño del Vicario” aquella primera expedición de tan cortos vuelos sería el primer paso de una vida llena de amargas derrotas, exilio y fatigas.


Don Rufino Peinado y Peinado nació en Castillo de Locubín el 16 de noviembre de 1854. Después de la expedición truncada que he narrado atravesó la Península para sumarse a los facciosos de Vascongadas, combatió con el Segundo Regimiento de Castilla –Cazadores del Arlanzón- organizado en Arrigorriaga. Vencidas las ambiciones de Carlos VII, pasó D. Rufino con los carlistas derrotados a la Francia. Estudió como autodidacto y regresó a España aprovechando una amnistía. Fundó un periódico en Jaén, fue profesor en Jaén y en Granada, y ya mayor se retiró a Castillo de Locubín, a su casa que él bautizó a la francesa como “Mon repos”. Escritor de fina pluma –en breve ofreceré los textos de un librito suyo que guardo celosamente entre mis libros más preciados-, D. Rufino fue un leal combatiente, un curioso filósofo admirador de Balmes, amigo personal de Vázquez de Mella.


En 1936, cuando Jaén estaba en las garras de la bestia soviética, D. Rufino, ya venerable anciano, fue denunciado ante un tribunal popular por un indeseable. Las autoridades republicanas tuvieron la deferencia de declararlo inocente, atendiendo a su vejez y a la falta de todo motivo para condenarlo. El mismo denunciante declaró en el juicio “No saber ni quién era aquel hombre”. Y, en efecto, nadie podía saber lo que aquellos cansados ojos habían visto.Su sobrino Rafael Álvarez de Morales y Ruiz escribió las memorias de D. Rufino, “Recuerdos de un carlista andaluz. (Un cruzado de la Causa)”, publicado por el Instituto de Historia de Andalucía de Córdoba en 1982. Sirviéndose de las confidencias que el anciano soldado de la Lealtad le hiciera a su sobrino, D. Rafael traza unas memorias de ese carlista que nos ponen de manifiesto toda la grandeza de los vencidos. Cuando uno acaba el libro, siente un ñudo en la garganta y toda la consternación por nuestro pasado, abortado tantas veces.El 10 de mayo de 1951, a las siete de la tarde, D. Rufino entregó su alma a Dios. Fue excéntrico, tal vez, por sus correrías que tan lejos lo llevaron como a la Galia; pero, como se demuestra en sus memorias, fue hombre sensato y cabal, centrado en una auténtica vida de piedad a la española. Céntrico, pues, este hombre que por honrar padre y madre entregó su juventud en las aras de la Patria y de la Causa de la Legitimidad. Descanse en paz, D. Rufino. Y alúmbrele luz perpetua.

Del blog: LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS

http://librodehorasyhoradelibros.blogspot.com/2008/01/repertorio-de-excntricos-y-concntricos_13.html